Castigos del Tártaro: reflejo de culpas

En el Tártaro, ningún castigo era igual a otro… ¿por qué cada condenado sufría de una forma

distinta? Para los griegos, el castigo eterno no buscaba solo hacer sufrir,

sino reflejar una vida entera. Sísifo empujaba una piedra que nunca llegaba a la cima;

Tántalo vivía rodeado de abundancia que jamás podía tocar. Ixión giraba atado a una rueda sin

descanso; las Danaides llenaban un recipiente que nunca se colmaba. Prometeo y Ticio veían su cuerpo

castigado una y otra vez, mientras Ascalafos pagaba no por un acto violento,

sino por una palabra dicha en el momento equivocado. Pirítoo quedó inmóvil para siempre por

desafiar los límites del Inframundo, y Salmonéo fue castigado por creerse igual a un dios.