Cerrada desde adentro

Nunca creí en esas cosas, pero lo que me pasó aún no tiene explicación. Todas las noches,

antes de dormir, revisaba que la puerta estuviera bien cerrada. Es una manía.

Vivo solo y me da tranquilidad escuchar el clic de la cerradura. Ayer no fue la excepción… o eso creí.

A las 3:17 a.m. me despertó una notificación en el celular. No era un mensaje.

Era el historial de mi cámara de seguridad: “Puerta principal abierta”. Sentí un frío inmediato.

No me levanté. Me quedé mirando la pantalla, esperando que apareciera alguien en el video

en vivo. No apareció nadie. Esta mañana revisé la cerradura. Estaba intacta.

Sin forzar. Sin marcas. Pero había algo más: una huella en el polvo del