Conectar en casa: el desafío emocional

¿Eres un crack en la oficina, pero un extraño en tu casa? Puedes liderar equipos,

cerrar tratos, manejar crisis con frialdad, pero no sabes cómo empezar una conversación

honesta con tu pareja. No es que te falte inteligencia, es falta de práctica. En el trabajo todo

está claro: objetivos, métricas, deadlines... ¿Pero en casa? No hay un brief

para hablar con tu hijo, no hay un PowerPoint para pedir perdón y no hay KPIs que

midan la presencia real en esa cena. La consecuencia: te admiran por fuera, pero no te alcanzan

por dentro. La solución a esto no es otro curso de liderazgo, es incomodarte en

lo emocional, preguntar sin defenderte, escuchar sin resolver y compartir sin ninguna estructura.