Cuando la traición viene de cerca

La traición no siempre viene de un enemigo. A veces viene de alguien a quien le confiaste tu

historia, tus miedos, tu lealtad. Y eso es lo que más duele.

No el acto en sí, sino la decepción de descubrir que quien conocía tus heridas fue quien

decidió tocarlas sin cuidado. Duele porque no lo esperabas. Porque defendiste

a esa persona incluso cuando otros dudaban. Porque confiaste desde un lugar limpio, sin doble intención.

Y cuando la verdad sale a la luz, no solo se rompe la relación, también se rompe

la imagen que tenías de esa persona… y un poco de ti. Empiezas a preguntarte en qué fallaste,

qué no viste, qué hiciste mal. Pero con el tiempo entiendes algo incómodo: no todo lo que se