De fría a valiente y fuerte

No te hiciste fría, te hiciste fuerte. Y hay una gran diferencia entre cerrar el corazón y aprender

a protegerlo. Te volviste así porque amaste demasiado, porque diste más de lo que recibiste,

porque te quedaste donde no te cuidaban esperando que las cosas cambiaran. Aprendiste a poner

límites no por orgullo, sino por supervivencia. Aprendiste a elegirte después de haberte olvidado de ti por

otros. No cambiaste para mal, evolucionaste. Hoy ya no ruegas

atención, no persigues cariño, no fuerzas presencia. Hoy entiendes que quien quiere estar,

se queda; y quien no, se va sin hacer ruido. Tu silencio ya no

es tristeza, es paz. Tu distancia no es frialdad, es amor propio.