De Salamanca a Sevilla, siempre en marcha

En 1949, en Salamanca, nació Pepe, y desde pequeño quedó claro que

quedarse quieto no era lo suyo. Con el tiempo encontró su sitio en el Ejército, donde aprendió disciplina,

responsabilidad… y a obedecer sin preguntar demasiado, que también es un arte.

El trabajo lo trajo a Sevilla, ciudad que lo adoptó rápido, aunque cada verano

Pepe amenaza con volver a Salamanca “solo a refrescarse”. El calor lo mata, pero ahí sigue,

sobreviviendo a base de sombras, abanicos imaginarios y frases como “esto no es normal”.

Tras muchos años de uniforme, decidió cambiar de misión y ahora es voluntario en

el Banco de Alimentos. Allí carga cajas, ayuda a todo el mundo y demuestra que,