El anillo en el saco

Reserve la mesa cerca de la orilla, con el vino blanco que tanto

te gusta. Llevaba ensayada cada frase sencilla, sin saber que el alma se

me quedaría injusta. Tú jugabas nerviosa con el borde del mantel. Yo sentía el

anillo quemando en mi piel. Hablamos del clima, de cosas sin

nombre, evitando el silencio que ya nos pesaba. Yo era un

castillo, un iluso, un hombre que no vio la tormenta que

ya te habitaba. Tu mirada buscaba una puerta de salida, mientras la mía

soñaba con toda una vidaaaa. Metí la mano en el saco con miedo y