El dinero como prueba silenciosa

Este hombre escondía dinero a propósito, solo para ver quién lo encontraba. Hans Christian Andersen,

el famoso escritor, tenía una obsesión extraña. Escondía monedas y billetes en habitaciones

de hoteles, en muebles, en cajones. No porque fuera olvidadizo.

Lo hacía a propósito. Quería saber qué tipo de persona limpiaba su habitación. Si el dinero desaparecía,

no decía nada. Si lo devolvían, dejaba propinas enormes o cartas anónimas.

Para Andersen, el dinero no era valor. Era un detector. Una forma silenciosa

de medir quién eras cuando nadie te estaba mirando. Murió famoso. Con dinero.

Pero con una conclusión inquietante: el dinero revela más sobre los demás cuando no saben