El pasillo sin eco

Cuando Daniela despertó, pensó que seguía en su habitación del hospital. Todo era igual…

excepto por algo. No había sonido. Ni máquinas, ni pasos, ni enfermeras.

Se levantó, abrió la puerta, y el pasillo era completamente blanco. Caminó unos metros,

llamando a alguien, pero su voz no hacía eco. Entonces lo vio. Un hombre vestido

con bata de hospital, inmóvil, al final del pasillo. No tenía rostro. Solo una forma gris,

sin detalles. Dio un paso hacia él, y el pasillo se hizo más largo.

Cada vez que avanzaba, el hombre estaba un poco más cerca. Cuando despertó de nuevo,

las enfermeras le dijeron que había muerto… por un minuto exacto.