El Tercer Golpe

Nunca respondas al tercer golpe. Esa nota estaba pegada en mi espejo al despertar.

Son las tres de la mañana y el silencio duele. Un golpe.

Seco. En la puerta de mi cuarto. Mi respiración se detuvo.

El pomo de la puerta no giró. Segundo golpe. Esta vez las

paredes vibraron con fuerza. Mi teléfono brilla. Un mensaje dice: No respires.

Siento un aire helado rozando mi nuca ahora mismo. El tercer golpe llega.

Pero no viene de afuera. Viene desde el interior de mi propio armario.

Y la puerta... la puerta se está abriendo desde dentro.