La claridad en las relaciones humanas

Uno no es desconfiado por naturaleza. Lo que ocurre es que,

cuando uno entrega con sinceridad, con tiempo, con presencia, espera que eso

se sostenga con reciprocidad. No por ego, sino por respeto, porque incluso el

corazón más generoso necesita saber que no está solo en el esfuerzo. He aprendido que

dar no significa someterse, que ayudar no implica ser utilizado, que estar disponible

no es lo mismo que ser invisible. Y cuando el entorno responde con

interés, con cálculo, con olvido, uno no se vuelve frío,

se vuelve consciente. Me arrepiento de ser como soy, de haber dado, de haber estado,