La filosofía práctica de Vivekananda

Un joven de mirada intensa cruza el océano con un manto ocre, una libreta llena

de ideas y un nombre que pronto será puente entre mundos: Vivekananda. En su país lo conocen

como Narendranath, discípulo predilecto de un místico que hablaba con la naturalidad del fuego,

Ramakrishna. En Occidente lo recordarán por una frase que encendió un auditorio: hermanas

y hermanos del continente americano. No fue sólo un saludo; fue un gesto filosófico: abolir distancias,

afirmar una fraternidad que no depende de geografía ni raza ni credo. A partir de ese

instante, la filosofía de Vivekananda dejó de ser asunto de templo y se volvió

una ética de civilización: cada alma es potencialmente divina, y el sentido de la vida es manifestar