Sal del Pacto Eterno

Dios te bendiga. Te habla la hija del alfarero. En un mundo que pierde su sabor,

donde la verdad se diluye y el pacto se olvida, Jesús Nos miró y dijo: «Ustedes son

la sal de la tierra». No una sal cualquiera, sino la sal del pacto eterno, la que preserva,

la que quema, la que sana. Señor, guárdanos. Tú dijiste en el

monte, Voz que el tiempo no borra. Ustedes son la sal de la tierra y Yo Lo Soy

No adorno de banquete ni lujo de altar, sino pacto que impide la muerte y el mal. Génesis en la mesa,

sal del pacto eternal. Levítico en la herida que quema y viene a sanar. Job calla en las

cenizas, mas la sal sigue igual. Éxodo en la salida, libertad sin final.