Siluetas en la Niebla

Encontré un sendero que no aparecía en ningún mapa. Los árboles susurraban mi nombre con voces

que no eran el viento. Cada paso me adentraba más en la niebla espesa. Entonces vi las

siluetas. Figuras sin rostro que repetían mis movimientos exactos, como espejos vivientes.

Corrí hasta el amanecer. Cuando finalmente salí, habían pasado tres días.

Nadie me creyó. Pero en las fotos de mi teléfono aparecen ellos. Siempre detrás de

mí. Siempre observando.