Besos después de los cuarenta

Nadie habla de esto pero los besos tiernos después de los cuarenta son mil veces más intensos que a los

veinte. A esa edad ya no finges, ya no actúas para impresionar.

Conoces cada cicatriz, cada arruga cuenta una historia compartida. Esas miradas cómplices valen más que mil

palabras bonitas. El roce suave de sus manos no busca conquistar sino reconocer.

La intimidad real no tiene filtros ni poses perfectas. Es piel con piel, verdad con verdad.

Y esa conexión auténtica supera cualquier pasión juvenil llena de inseguridades.