CAPÍTULO 30: FINAL — CAPISEBAS Y EL OCÉANO BRILLANTE

El sol se reflejaba en el agua, haciendo que el océano pareciera más

brillante que nunca. Capisebas nadaba con una calma renovada, rodeado por todos sus amigos del

arrecife. Ya no sentía la prisa de antes, ni los viejos

miedos, ni las molestas dudas. Era un nuevo comienzo bajo el

mar. Capisebas recordó vívidamente cómo había comenzado toda su aventura: la chispa inicial

de la curiosidad que lo impulsó, los inevitables errores que cometió en el camino.

Y cada valiosa lección que aprendió. Miró a su alrededor con asombro, contemplando un arrecife

que ahora estaba unido y vibrante de una vida renovada. El mar,