El destino de Atlántida

A pesar de gozar colectivamente de una larga y próspera vida, nuestros intereses

se desviaron hacia objetivos perversos y grises. Había disputas y peleas,

avaricia y engaños, grandes malestares sociales y caos en el orden civil.

En el día negro, nuestras consciencias fueron sacudidas por el inicio de una guerra que se

expandió por todo el territorio que se conocía como Atlantis o Atlántida. La autoridad fue

corrompida y el desacuerdo entre grupos y facciones estaba claro, pero no sabíamos

que lo realmente horrible estaba por alcanzarnos de manera inesperada. Plasmado en mi alma,

quedaría el desgraciado recuerdo terrorífico de aquel gran tsunami kilométrico, tan colosal como