Fuego y Deseo

La vi de lejos, no dejaría pasar la oportunidad. Rubia ceniza

con una silueta artesanal. Curvas enormes que atraían como imán.

Caderas del deseo que invitan a pecar. Su sonrisa picante

atrapó mi atención. Su mirada pícara no la mide, solo la exige. Y aunque mi

mente gritaba: «Debes parar», no escuchaba, solo me dejaba llevar.

Sabía que era perverso, pero lo iba a tomar. No había manera

de escapar. Ella es fuego, no hay duda, es la verdad. Ardían sus besos,

sus caricias y su piel me elevaba al cielo con caricias, me quemaba con