La paleta gigante de la nostalgia

Robé la paleta más grande de la feria y ahora entiendo por qué los niños lloran cuando se

les cae. Este dulce del tamaño de mi cara me costó el salario de una semana pero cada

lamida sabe a nostalgia pura y malas decisiones financieras. Mi dentista va a renunciar cuando

me vea pero mientras tanto voy a fingir que tengo cinco años otra vez y que mi única preocupación

es terminar esto antes de que se derrita. La vida adulta puede esperar,

ahora mismo soy una niña con un dulce gigante.