La Zona del Desgaste Silencioso

La Zona del Desgaste Silencioso no se veía dañada. No había grietas ni corrientes violentas.

Sin embargo, sentimos algo distinto al entrar: un cansancio suave. Aquí el mar

sigue funcionando pero está agotado. Los habitantes de la zona seguían nadando correctamente,

cumpliendo sus tareas, pero con miradas apagadas. Nadie se detenía. Nadie descansaba.

Siguen adelante por costumbre, no por entusiasmo. ¿Desde cuándo hacen esto?

El cansancio que se ignora se convierte en daño. Y nadie puede cuidar el océano

si no se cuida a sí mismo. Siempre hemos hecho esto.

Alguien tiene que hacerlo. Descansaremos después. Siempre después. Si paramos ahora,