Reto del Legado Estoico

Durante siete días vas a practicar el nivel más alto del entrenamiento estoico: dejar huella.

No con discursos, no con consejos forzados, sino con presencia y con ejemplo.

Cada día vas a compartir una reflexión o una acción estoica con alguien: un amigo,

un hijo, tu pareja, un compañero. Puede ser una frase, un gesto de calma,

una decisión consciente, un acto de disciplina. Algo pequeño, pero real. Algo que inspire,

sin decir «mírame». Este reto no es para convencer a nadie, es para demostrar

quién eres, para proyectar orden donde hay caos, para sembrar serenidad donde antes había

ruido, para que tu ejemplo sea un recordatorio silencioso de que otro camino existe.