Robos obligan a vigilar Navidad eterna

Käthe Wohlfahrt en Barcelona, la tienda donde siempre es Navidad, ha tenido que contratar

vigilante de seguridad por primera vez en su historia. Los robos pequeños pero constantes

se han vuelto insostenibles. Figuritas diminutas, adornos de cristal y decoraciones desaparecen a diario entre los

bolsillos de los clientes. El problema no es nuevo, pero ha empeorado

con los años. El diseño del local juega en contra: varias plantas, múltiples salas

temáticas y un árbol gigante de 4.5 metros con más de 1200 adornos. Demasiados rincones,

demasiada gente, imposible controlarlo todo. Las dependientas lo tienen claro:

no es solo su tienda, es todo el barrio Gótico. La zona turística de Barcelona arrastra