Seguir de pie sin rendirse

A veces la vida no se trata de ganar, sino de seguir de pie cuando todo pesa.

Cada día entreno no solo mi cuerpo, sino mi mente y mi corazón. Porque el verdadero

combate no siempre está en el dojo, está dentro de nosotros. Cuando mis puños golpean el saco,

no estoy peleando contra él. Estoy peleando contra mis dudas, mis miedos,

todo lo que me dice que no puedo. Cada gota de sudor es una victoria silenciosa.

Y hoy, como cada día, elijo seguir de pie. Elijo no rendirme.