Traición familiar y huida al sur

Ver a mi novia besándose con mi hermano no fue lo peor de esa noche, lo peor fue que

mis padres se pusieron de su lado. Me pidieron que aceptara su relación porque tenían sentimientos,

como si mi dolor no importara en absoluto. Intenté alejarme, pero ella volvió

rogando perdón y soltó la bomba final: está embarazada y no sabe de quién es el bebé.

En ese momento el mundo se me vino abajo. Cuando la vi derrumbarse otra vez en los

brazos de él, supe que ya no tenía nada que hacer ahí. Me subí al coche de mi primo y condujimos

hacia el sur. A veces, la única forma de sanar es dejarlo todo atrás y no

volver nunca más.