CAPÍTULO 16: APRENDER A DECIR “GRACIAS” BAJO EL MAR

¡Buenos días, mar bonito! El océano despertó ese día especialmente tranquilo.

Las olas se movían despacio, las burbujas subían suavemente y los corales brillaban como

si sonrieran. Capisebas nadaba feliz, saludando a todos sus amigos mientras comenzaba una nueva

aventura. Capisebas decidió recorrer el arrecife. Primero pasó por una zona donde

unas rocas grandes bloqueaban el camino. Intentó mover una, pero era muy pesada.

Yo te ayudo. Entre los dos lograron mover la roca. Capisebas sonrió y

siguió nadando… pero no dijo nada más. Más adelante, Capisebas vio una

concha brillante que rodaba con la corriente. Le gustó tanto que quiso jugar