CAPÍTULO 17: EL PEZ GLOBO Y EL CONTROL DE LAS EMOCIONES

El mar estaba tranquilo, pero no todos se sentían igual por dentro.

¡No es justo! ¡Siempre pierdo! Capisebas se acercó despacio, sin asustarlo.

Recordaba que cuando alguien está enojado, necesita calma, no gritos. Hola,

Bubu. Veo que estás muy inflado. ¡Estoy enojado! Perdí el juego

y nadie me entiende. Cuando nos enojamos, nuestro cuerpo también se enoja.

A mí me pasa. ¿A ti también? Sí. Pero aprendí algo

que ayuda. En ese momento llegó la tortuga sabia, flotando con calma.

Las emociones son como olas. Suben fuerte, pero también bajan si las dejamos