Casi un beso perfecto

No hay nada que dé más rabia que un casi beso perfecto interrumpido. Estás viendo una

peli, pero ya da igual. Solo importáis vosotros dos bajo la manta, mientras el espacio

entre los dos se hace cada vez más pequeño. Te mira, lo miras.

Te coge la mano y tú aprietas un poquito, un sí silencioso. Se acerca,

tú también. Sientes su respiración, el corazón a mil por hora. Sus labios están

a milímetros. Y justo ahí, cuando va a pasar… “¿Queréis postre?” Os separáis de golpe,

mirándoos con esa mezcla de adrenalina y risa. Él susurra: “Esto nos va a matar”.

Y tú sonríes: “Pero bonito, ¿no?”.