Renovación en la lucha interna

Ana ama a Dios con todo su corazón pero cada domingo enfrenta la misma guerra invisible

que nadie ve. Hoy mientras se prepara para ir a la iglesia una voz susurra en su

mente recordándole cada error de la semana. Ayer oró poco. Se enojó con facilidad.

Falló otra vez. La culpa pesa tanto que casi la paraliza frente al espejo. Para qué vas si

sigues siendo la misma persona le dice esa voz que conoce cada debilidad. Ana cierra los ojos

y respira profundo. Desde la cocina su madre le recuerda algo simple pero poderoso.

No vamos a la iglesia porque somos perfectos sino porque necesitamos a Dios. Esas palabras encienden

algo dentro de ella. Toma su bolso y sale a la calle pero la batalla continúa en cada